Bien pues conseguí engañar a cuatro enganchados al monte (y ahora tambien a las raquetas) para subir una cima sencilla tecnicamente aunque un poquito larga, y solo un poquito porque la verdad que la subimos todos de lujo. Algún forero se quedo con las ganas de venirse pero entiendo que el día señalado no era muy adecuado: domingo, previo a la navidad...
El sabado nos desplazamos hasta Zuriza para poder dormir en dicho refugio y poder salir a andar con las primeras luces del día (que resultaron ser a las nueve de la mañana) y sin tener que madrugar mucho. A pocos metros de llegar al aparcamiento hay parado un
en mitad del camino, oh oh, hielo, tenemos que parar la furgo rezando para que al arrancar pueda enganchar las ruedas en el hielo porque no llevamos cadenas (que calamidades) y la carretera se limita a ser tres o cuatro metros con pared de nieve de un metro a cada lado. Al final podemos llegar, aparcar, cenar y dormir (algunos podemos decir que durmieron más que otros gracias a sus sonoros ruidos vocales, vamos, que un par (que no se quienes eran, o igual si) roncaban como ositos, por decirlo de manera fina.El domingo canto dianas, desayunamos, y comenzamos la jornada. Primero por carretera (2km) hacia Linza, despues nos internamos en el bosque por el barranco de las Eras, salimos del bosque, ladeamos un poco y descendemos hasta el barranco de Gamueta, lo remontamos y en su cabecera nos metemos en un tubito (ultima pendiente dura de día). Desde su final ya vemos nuestro objetivo, el Quimboa Alto, así que comemos algo y nos vamos para allí arriba. Curioso, pero en la cima no hacia nada de viento al contrario del todo el viento que chupamos durante la ascensión. Comemos otra vez y bajamos hasta el camping por todo el cordal que une Quimboa Alto, Quimboa Bajo y el propio Zuriza.
La curiosidad, es que desde lejos veíamos unos cuantos buitres en la cima de Quimboa, al llegar desaparecen pero dejan bastante rastros de sangre el festín que se estaban dando comiendose un sarrio muerto unos metros más abajo en dirección a Tatxeras.
El viaje de regreso todavía no se ni como lo hicimos, cada vez que Osasuna metía gol (y fueron cinco,increible) conductor y copiloto chocaban sus manos, cantaban y festejaban (más vale que no había alcohol de por medio) con el consiguiente balanceo de la "furgo", sobre todo en zonas de hielo.
Al final todos encantados de todo y esperando que pronto se repita una nueva excursión.
Y las fotos, así las teneis, son 42, lo siente no he podido resumir más, lo cierto es que tenía más de cien.
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