La meteo no estaba asegurada, daban nevadas para el día 11 por la mañana después de una semana de anticiclón, pero bueno, el resto teníamos la suficiente experiencia para saber si nos tendríamos que dar la vuelta o no...
Ha pasado el tiempo suficiente como para que me anime a colgar este reportaje, ahora que todo ha quedado en un buen susto después de los momentos más angustiosos que hemos vivido en la montaña. Además, varios foreros habéis compartido ascensiones con Ana como para que sepáis lo que le ocurrió...
El sábado cenamos en el Refugio. El mal tiempo previsto para el día siguiente hizo que se anulasen las reservas previstas y que tuviésemos todo el refugio para nosotros, lo que nos permitió disfrutar de la compañía en solitario del GRAN URSI
De derecha a izquierda, Asier, Joseba, Idoia, Jon, Ainhoa, Yo y Ana.

A las 08:00 del domingo comenzamos a andar. Hace poco que ha comenzado a nevar después de una preciosa noche y un molesto fuerte viento nos golpea, lo que nos obliga a salir completamente equipados del refugio. La visibilidad, de momento, es bastante buena.

Comenzamos a remontar el Barranco de Respomuso.

Idoia y Joseba deciden darse la vuelta y regresar al refugio.
A medida que ganamos altura se intensifica la nevada y la visibilidad va disminuyendo...



La cantidad de nieve caída nos hace perder mucho tiempo abriendo huella...

hasta llegar a un punto en el cual la visibilidad era nula y teníamos que avanzar siguiendo las indicaciones del gps:

Tenemos la suerte de que una ventana de buen tiempo nos permite ver la Brecha Latour. Hacia allí nos dirigimos...

Este tramo nos va a reventar... sobre todo al que va primero abriendo huella


El fuerte viento que hace, unido a las pequeñas coladas de nieve que caen espontaneamente, hace que "de miedo" llegar al corredor...

Después de un buen rato de "pelea" conseguimos llegar a la base del corredor. Afortunadamente, el tiempo ha comenzado a mejorar y podemos ver perfectamente la continuación del recorrido:

La nevada ha provocado que el tramo rocoso de ascensión esté corredor esté cubierto de una ligera capa de nieve, que lo vuelve muy peligroso. Subiremos directamente por el corredor nevado.

Disfrutaremos mucho de este precioso tramo:


Subiremos hasta el final del corredor. Asier sube sube un poco más para ver como se encuentra el tramo superior:

Nada, demasiada nieve. El continuar hasta la cima nos llevaría todavía más de una hora, con lo cual, la bajada de nuevo hasta el Embalse de La Sarra se nos haría tardísima. Hay que abandonar

Montaremos un rápel para bajar con seguridad el corredor...


y continuaremos el descenso tranquilamente. ¡Cómo ha cambiado el panorama en estas pocas horas!

Último vistazo al Balaitous y a la Torre de Costerillou:

La Cresta del Diablo:

Ahí mismo tenemos ya el refugio:

Estaremos un buen rato en él reponiendo fuerzas hasta que no hay más remedio que continuar el descenso hasta los vehículos. Ursi nos indica que Idoia y Joseba han bajado hace tiempo y que nos esperarían en el parking. Al no poder contactar con ellos para indicarles que toda ha ido bien, decido bajar más rápido que mis compañeros para estar con ellos.
A las 20:00 horas llego al parking, no hay nadie. Se ve que se han aburrido de esperarnos con el frío que hace (estamos a bajo cero) y han decidido comenzar la vuelta.
Me cambio, arranco el motor para que se vaya calentando y espero... A las 20:20 veo avanzar una luz. Qué raro, sólo una... Aparece Ainhoa y me dice que ella y Jon iban por delante de Ana y Asier y que le han oído gritar a este último.
Le digo que seguramente Ana se habrá resbalado -en algunos lugares el amplio sendero era una pista de hielo) y se habrá dado un mal golpe. Me vuelvo a cambiar, cojo los bastones y tiro para arriba. Ainhoa se queda sola...
Al cuarto de hora me cruzo con Asier, baja corriendo. Me dice que Ana se ha tropezado y se ha despeñado por el barranco y no puede ver donde está. ¡No puede ser! Ya se lo que significa una caída por ahí, precisamente estuvimos hablando de ello durante la subida. Asier había conseguido hablar con la Guardia CIvil y el rescate estaba en marcha. Ha quedado en esperarles en el parking. Nos despedimos y acelero más, si cabe, el ritmo. Las lágrimas me corren por las mejillas. Asier ha dejado su mochila en el punto en el cual le perdió de vista, Jon también debe de estar por ahí arriba.
Por fin veo la luz de Jon y él también me ve. Está por debajo del camino, agarrado a un árbol y le oigo gritar: ¡ANAAAAA, MARTÍN ESTÁ AQUÍ! ¿Como? ¿Está viva? Bajo lo más rápido que puedo hasta donde está él. El terreno es vertical y hay que perder altura agarrándose a los árboles. Me dice que le oye gritar por debajo de donde está él, pero no la puede ver, la luz del frontal no ilumina tanto. Intento buscar un paso que me permita salvar el cortado que tenemos a nuestros pies. Imposible, no veo nada. Subo de nuevo al camino a localizar la mochila de Asier -dentro llevaba material de escalada-.
Saco todo lo que creo necesario y vuelvo a bajar buscando un gran tronco que me permita montar un rápel seguro.
Lo consigo y tras unos angustiosos minutos desenrollando el nudo de la cuerda mientras le oía gritar a Ana, comienzo el rápel aéreo sin saber si la cuerda llegará hasta la base. Hubo suerte, sobrarán unos diez metros, por lo que el tramo vertical tendrá unos veinte. Ana se encuentra en el borde del río rodeada de estalagmitas de hielo (estamos a bajo cero...), completamente mojada . Tiene un fuerte golpe en la cabeza, está pálida y muerta de frío. Ha caído rodando 30 metros por el barranco, más los 20 por el aire hasta caer a una poza de agua que le ha salvado del golpe. Se quitó la mochila, ya que la tenía completamente llena de agua y no podía con el peso, la dejó entre las rocas, y anduvo por el río hasta llegar a una pequeña playa y allí permaneció 45 minutos sola y a oscuras.
Le ayudo a alejarse del agua y subir un poco hasta una zona de hojas en donde nos sentamos. Recuerda todo lo que le ha pasado (no ha perdido la consciencia) y no presenta fracturas en brazos ni piernas. Le quito toda la ropa superior y le dejo mis guantes, gorro y forro polar. Estamos abrazados, le froto la espalda y echo aire caliente por el cuello constantemente. No podemos hacer nada más que esperar al equipo de rescate. El tiempo no corre. Ella ha dejado de tiritar (señal de que la temperatura corporal ha bajado de 32 grados). Comienza a decir cosas incoherentes.... Angustia... Un frío horroroso...
A la hora y cuarto Jon nos grita que se ven luces por el camino y un poco más tarde baja un miembro del Equipo de Rescate e Intervención en Montaña de la Guardia Civil de Panticosa, Paco. Bromea con Ana, le coloca unos calentadores químicos en los sobacos, le pone su forro polar y vuelve a subir por la cuerda con un jumar para comenzar a montar el polipasto con el cual la izarán. Otra vez nos quedamos solos.... Ana grita que no puede respirar... aguanta, aguanta, que están encima nuestro...
A la media hora vuelven a bajar Paco y Fernando, el médico. Este último le hace un reconocimiento rápido y se queda muy preocupado por el estado de hipotermia que presenta. Comienzan a izarla poco a poco.
Llega al final del tramo vertical, en donde le espera Jaime (nos hemos enterado de que ha sufrido hace poco una rotura de tibia y peroné a consecuencia de otro rescate). Paco ha ido subiendo con ella, y Fernando lo ha hecho más tarde.

Sube andando mientras tiran de ella hasta el sendero, en donde montarán un "punto caliente" en el cual volverá a tiritar de nuevo. Ya pueden comenzar el descenso en camilla hasta La Sarra, en donde está esperando una ambulancia medicalizada:

Me toca remontar por la cuerda utilizando un puño jumar y el gri-gri. Estoy reventado, no tengo fuerzas para subir y Paco, que ha bajado hasta el árbol, me va poco a poco ayudando a subir. Sigo en manga corta, pero la verdad, durante la subida tenía hasta calor...

Volvemos a subir hasta el camino, en donde están Asier y Jon, le ayudamos a recoger todo el material y bajamos hasta el parking. Ana está siendo atendida en la ambulancia. Cuando me lo autorizan, entro a ella (parecía una sauna del calor que hacía dentro). Ana está sonriendo, nos abrazamos llorando, esta vez de felicidad. A las tres de la madrugada abandonamos todos La Sarra en dirección al hospital de Huesca.
Ana solamente sufrió un aplastamiento de dos vértebras y una fisura en el peroné. Es dura la tía...
En cuanto al EREIN de Panticosa y la sección de montaña de Jaca, qué se puede decir... Seguimos en contacto y saben perfectamente lo que les debemos. En cuanto estemos en condiciones, allí iremos a celebrar que Ana ha tenido que volver a cambiar su fecha de nacimiento.
---------------------------------------------------
Tres días más tarde Asier, Iñigo -el hijo de Ana, y otros amigos volvieron al barranco a recuperar todo lo que había perdido. Esta vez con neopreno...
Así se veía el tramo aéreo por el cual cayó. Si os fijáis, se ve la mochila en el río.

Visto desde abajo:

Y a la izquierda se aprecia la pequeña playa en donde estuvo esperando tras recorrer el fondo del barranco a oscuras:

Asier y Sua buscando la cámara de fotos que Ana llevaba colgando del cuello. Apareció, suerte que era sumergible...

Lo único que no apareció fue mi superfrontal, uno de los dos que llevaba y que se me cayó mientras destrepaba entre los árboles. Se más o menos por donde está y estoy tranquilo, ya que se que nadie se lo ha podido encontrar y llevar a casa... Habrá que volver cuando se vayan las nieves...

Saludos