Decidimos aprovechar el mediodía y la tarde para investigar un poco puesto que Escuaín no nos era favorable por las nubes. nos fuimos a Pineta donde descubrimos gratamente 2 cosas:
1. Las nubes estaban retenidas en la parte sur de las montañas, por lo que el Valle situado más al norte del parque estaba limpio de nubes.
2. La pista 4x4 que sube desde Espierba hasta La Estiva estaba abierta a los coches, no como en verano.
Empezamos a subir por la desconocida pista y en un par de ocasiones estuvimos a punto de desistir de nuestro intento por culpa de las rocas caídas y por el hielo que en las zonas de umbría se acumulaba en el suelo. Al final pudimos llegar casi hasta el final de la pista montados en el


Las cumbres principales del parque aparecían claras y con cielo azul, pero la luz no era la más favorable para fotografiarlas.

Localizamos el sitio ideal desde donde fotografiar la zona. Volveríamos al día siguiente por la manaña.

Nos trasladamos hacia Escuaín por la tarde, pero ya sin apenas luz desistimos de sacar fotos. Pasamos la noche en Ainsa y nos despertamos sobre las 6 a.m. para "atacar" la zona de la pista de Pineta casi de noche para poder ver el amanecer dorando las cumbres del parque. El resultado...:

Tirando un poco de teleobjetivo se aprecia la cumbre del Perdido.

Hechas las fotos de rigor desde lo alto de la pista de la Estiva, descendimos "rápidamente" por la accidentada pista y nos encaminamos hacia Escuaín, donde teníamos una cuenta pendiente (la última para terminar el libro) con las cumbres del escondido valle (hasta ahora bastante escurridizas). Fuimos viendo como el cielo se iba cubriendo de nubes a medida que pasaban los minutos. He aquí la Peña Montañesa desde la carretera de Puértolas.

A pesar de ser domingo, no había nadie en Escuaín, y la vida pastoril era tranquila.

A ratos aparecían las cumbres en el Circo de la Sagra, justo encima de Escuaín pueblo.

Pero se fue oscureciendo en cielo a medida que avanzábamos por la pista que conduce al Puente de los Mallos. Incluso empezó a llover ligeramente en las inmediaciones del comedero de quebrantahuesos, donde algún ejemplar pudimos fotografiar en vuelo.

Cuando ya nos íbamos, algo decepcionados por no poder "acabar" las fotos como queríamos, el sol hizo su aparición y nos tuvimos que volver media hora de camino hacia atrás hasta la zona del comedero para poder esperar pacientemente a que las nubes descubriesen las cumbres del Circo de Gurrundué.

El sol apareció, las cumbres enseñaron su mejor cara y pudimos sacar una espléndida panorámica del Valle de Escuaín. De ese modo dimos ayer por terminado el trabajo de campo y podemos decir que hemos terminado las fotos para el libro.
