VALLE DE ORDESA 1 Y 2 ENERO 2010
El comienzo de año decidí hacerlo en nuestra querida ordesa, la idea era subir a Goriz para hacer algo por allá arriba, aunque como a veces pasa, los planes nunca salen como se tienen previsto. En esta ocasión me alegré de que la montaña "me echara".
El día 1 de enero por la mañana salía de Madrid rumbo a Torla. Hubo que esperar porque el acceso a la pradera estaba cortado, según parece había caído un árbol en la carretera y estaban retirándolo. Eso hizo que se retrasara en una hora aproximadamente el comienzo de la pateada.
La nieve hizo acto de presencia todo el camino, hasta las Gradas de Soaso había una capa maja, pero aceptable, en las gradas costaba caminar porque había ya unos 40-50 cm de nieve virgen bien blandita, y al llegar al circo de soaso había zonas donde te hundías hasta la cintura. Todo eso hizo que fuera mas despacio de lo que me hubiera gustado.
Al llegar a la cola de caballo paramos un momento porque yo no había comido ni bebido nada, y en esos pocos minutos se nos estaba echando la noche encima. Atacamos las clavijas de soaso con nieve y hielo y entrados en la oscuridad plena, pero se hicieron bien, contábamos con ello. Al pasar el resguardo natural que hay sobre las clavijas, una ventisca hacía que tuviéramos que movernos con cuidado, ya que el viento quería tirarnos a la oscuridad del vacío que teníamos a nuestra izquierda. La nieve seguía siendo abundante y blanda, eso nos aseguraba que aunque lentos, nuestros pasos eran seguros. Pero el viento borraba las huellas de mi compañero que tan solo iba un par de metros por delante mía. No era momento de fotos, pero os aseguro que la imagen de mi amigo por delante, iluminado tan solo con la luz de mi frontal, con el halo de luz del suyo por delante, la ventisca que se veía a través de dicha luz, la nieve blanca en la oscura noche y el negro vacío a nuestra izquierda eran como para ganar cualquier premio de fotografía de montaña. La situación, unida al intenso frío que hacía me podría haber transportado a cualquier lugar del planeta a mucha más altitud y sería creíble.
El refugio lo teníamos cerca, pero la huella del grupo que nos precedía se había hecho inexistente. Vimos unos frontales hacia nosotros, eran de una pareja catalana que había decidido darse media vuelta y hacer un vivac en el resguardo en el alto de las clavijas. La chica tenía las manos congeladas y decía que no aguantaba más. Seguimos unos pasos más y vimos que las otras 5 personas que quedaban del grupo que nos precedía se daban media vuelta también, el GPS se había vuelto loco por el frío y les marcaba que el refugio estaba a 500km… un poco lejos ¿no? Nos miramos y dije, media vuelta. Nos reunimos todos donde la pareja catalana montaba su tienda, algunos pensaban en quedarse ahí… pero vamos a ver… sin tienda, sin sacos como para un vivac en invierno, el único hueco que hay horizontal era donde estos tenían su tienda… lo mejor es bajar las clavijas de nuevo. El chico catalán, muy amable, nos aseguró con un cordino que tenía de 35m, que aunque no daba para toda la bajada si que te ayudaba a sentirte más seguro durante casi todo el destrepe. Bajamos 5, el resto se quedó arriba, los 2 que no tenían tienda pasaron una noche “fresquita” nos dijeron al día siguiente, que optimistas!
Nosotros decidimos ir hasta el chozo de piedra que ahora sustituye uno de madera que había antes en el circo de soaso. La nieve seguía blanda, nos costó un buen rato llegar a nuestro hotelito, pero las nubes se fueron, la ventisca se quedó arriba y la luna llena iluminaba todo el circo. Cerca del chozo apagamos los frontales y era una maravilla. El chozo es lo suficientemente grande para 5 personas, las mochilas y aún sobra hueco. Estiramos las mantas térmicas (no llevábamos esterillas porque íbamos a Goriz), cenamos, nos pusimos ropa, y antes de meternos en los sacos salí a disfrutar de algo que difícilmente podría imaginar vivir: dormir en mitad del circo de soaso, con unos colosos como protectores del sueño, la luna iluminando toda la nieve virgen que cubría el suelo, silencio, soledad… no os puedo transmitir con palabras lo que sentí fuera de la cabaña en ese momento, tan solo felicidad, una felicidad casi completa.
Me metí en el saco y dormí bastante bien, aunque tuve una pesadilla, tenía una extraña sensación al despertar, como de algo malo, pero al salir por la puerta de la cabaña y ver la hermosura puesta solo para nosotros se me olvidó todo…
Sin necesidad de hablarlo, decidimos bajar a Torla, era tontería subir a Goriz para dormir y bajar al día siguiente sin hacer más… la bajada fue larga pero preciosa. Apenas nos cruzamos con nadie, toda la belleza del parque nevado para nuestros ojos y nuestros pies… Las pilas de mi cámara decidieron hibernar, así que las fotos que tengo de ese día son del móvil, y no es una buena cámara… pero no importa, los recuerdos los guardo en mi mente.
Hice una
Lo vivido en Ordesa ese finde ha sido muy especial para mí, conocía el valle nevado, pero vivir la ventisca de arriba, bajar las clavijas de noche con hielo y nieve, caminar entre la nieve con la luz de la luna, poder dormir en medio del circo de soaso y despertar en él, y después saber que en cierto modo nuestro amigo Hermi estaba conmigo mientras bajaba… Es algo que no puedo describir y que queda en mi corazón.
Siento el sentimentalismo expresado, pero es lo que siento, y he necesitado unos días para poder escribirlo de forma objetiva.




























