Antes de poneros el reportaje de Añisclo, os lanzo una curiosa incógnita.
El pasado martes, caminando por el fondo del valle, (la ruta clásica del cañón de Añisclo que sube junto al río hasta el collado) antes de llegar a la zona conocida como la Selva Plana nos topamos con este árbol (fui torpe, porque no me fijé en el momento si era haya o conífera) sobre el que había unos bultos de color rosa:
No sé si lo conocéis pero yo no los había visto nunca.
Como uno ha visto películas de bichos alienígenas que se te meten por las narices y te comen el cerebro, evité tocarlos con la mano aunque sí lo hice con el bastón y se chafaban como bombas de chicle y eran pegajosos. No olían a nada y el color, ya lo veis, del rosa de los caramelos.
En los alrededores no encontré más, únicamente en este tronco en descomposición.
Caso abierto ¿?



