A las 6:43 a.m. salimos del aparcamiento de la pradera de Ordesa y nos plantamos en poco más de dos horas en la parte baja del camino de los mulos. Esta vez no hicimos las clavijas de subida (se tarda exactamente lo mismo). Vistas del valle desde el camino de los Mulos.

Subimos por dicho camino donde (por si a alguien le interesa) hay tres zonas donde recoger agua. Una vez arriba el camino es sencillo para llegar a Góriz, pero no exento de belleza.

Ante nosotros se alzan majestuosas las moles del Perdido y el Cilindro.

Es difícil no pararse a echar fotos a tan regordetes personajes.

Góriz. Esta vez no nos detuvimos ni un instante para descansar. Paramos un poco más arriba huyendo de la gente que allí se acumulaba pese a ser jueves.

El camino sigue la vía normal de ascensión al Perdido hasta localizar la canal que da acceso a la vía de las Escaleras.

Vistas hacia los tresmiles desde la parte alta de la canal.

Tras 3 trepadas y un sinfín de vueltas en el camino de ascensión por la inmensa pedrera de la cara sur del Perdido llegamos por fin a una zona mucho más cómoda desde donde las vistas eran magníficas mirases donde mirases.

La Punta de Las Escaleras la dejamos a un lado. Más tarde coronaríamos su cumbre.

Merecido descanso (físico y mental) en la zona del Lago de la Soum de Ramond (exglaciar).

Tras el merecido descanso, atacamos la cumbre de la Punta de las Escaleras. Ascendimos primero por la canal pedregosa. Decir que todas las canales que ascendimos ese día tenían una inclinación similar a la Escupidera: MUY PELIGROSAS CON NIEVE. Sin nieve, lo único peligroso de verdad son las trepadas que hay para llegar al collado donde está el camino de acceso al Lago.

Cumbre a 3027 metros. Detrás se observa bien la vía de las Escaleras de acceso al Perdido. La nieve que hay en la cara sur es poca, pero por la mañana temprano puede estar helada y ocasionar algún problema si no se lleva material adecuado. Hay algún paso donde la tuvimos que pisar. Otro cantar será en la cara norte donde supongo que habrá que usar crampones desde bastante más abajo.

De nuevo en el valle. Las nubes se adueñaron de las cumbres de Ordesa, a pesar de que al llegar a Torla lucía un espléndido sol.

Para quien pueda estar interesado... los árboles de Ordesa empiezan a lucir sus galas otoñales. Supongo que en unas tres semanas podremos disfrutar de la explosión de color a que nos tiene acostumbrados el bosque. NO OS LO PERDAIS AUNQUE LLUEVA.






