La verdad es que es casi milagroso ver el sorprendente cambio de clima que, de forma súbita, ocurre al cruzar la divisoria. En la cara sur domina el boj y, en la norte, las hayas. Esta pinta tenía esta mañana conforme me iba acercando a la Sierra, con las nubes tratando de sobrepasarla, luchando contra el efecto Föhn.

Realmente, esta mañana se agradecía el bajón de temperatura al cruzar el puerto de la Aldea (justo al lado del León Dormido, bajo las nubes de la

Normalmente, el curioso Bonete de San Tirso y la cima del mismo nombre son perfectamente visibles desde la campa que rodea a la ermita (situada a 760 m. de altitud), pero hoy estaba totalmente cubierto. En la campa hay barbacoas, columpios y viejos aperos a modo de pequeño mueso etnográfico.

Allí mismo arranca la subida, entre un tupido y húmedo bosque de hayas. Pues hala, tira p'arriba. Son unos 500 metros de desnivel sin un solo respiro...



El sendero coincide inicialmente con el trazado del GR-1, aunque pronto se separan porque el GR-1, si no me equivoco, baja hacia Villafría y yo sigo tó tieso p'arriba.

Por el camino, enormes y preciosas hayas retorcidas:




En algo más de una hora llego al Bonete de San Tirso, una llamativa roca redondeada de 40 metros de altura y paredes verticales, que se deja ver desde muchos kilómetros a la redonda. Junto a él, una pequeña campa donde admirar el paisaje del País Vasco hacia el Norte y La Rioja hacia el Sur; pero hoy el día está feo y no deja disfrutar de las vistas. Al noreste se asoman estos picos que no identifico, per seguro que alguno de los fieras del "Os propongo un juego" sabe lo que son...

Abajo, Villafría y Villaverde...

Ahí está el Bonete de San Tirso, mirando el Este:

Y, al Oeste, la continuación de la ruta. Bajo esa peña hay una ermita en la que se celebra una romería anual a la que acuden los vecino s de los pueblos de la zona.



A partir de ahí el sendero se empina y toca poner las manos, así que hay pocas fotos. Se sigue más o menos por donde va la línea roja:

A medio camino, esta es la vista de la ermita, el Bonete y, más atrás, el León Dormido y el Joar.

La cima ya está a un paso; un estrecho sendero, limitado a la izquierda por las paredes verticales de la Sierra de Cantabria, nos deja en los 1.329 m. de altitud de San Tirso. Detrás, la Peña del León, Cruz del Castillo, Palomares...

Paso un rato de charla en la cima con una paisana y volvemos con calma a la Ermita de Okón, donde están los coches. Da gusto volver al bosque y muuuucha pereza salir de él, ya que el calor aprieta pero bien.
Ya de vuelta, las nubes se han despejado y se ve nuestro destino desde el punto de partido. Ha sido un agradable día de monte.






