Del mítico desierto del Kalahari, una de las regiones más inhóspitas del sur de África, al corazón del Pirineo oscense. El Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido ha puesto en marcha un novedoso sistema de recogida de datos sobre animales y plantas que se inventó en 1996 para aprovechar los conocimientos de los rastreadores bosquimanos y que ha sido modificado para adaptarlo a las necesidades de los terrenos montañosos y abruptos.
Esta herramienta informática de fácil manejo se llama Cybertracker -ciberrastreador, en inglés-, y en solo una década ha revolucionado el mundo de la observación ambiental. Su inventor es el científico sudafricano Louis Liebenberg, una autoridad mundial en el arte del rastreo que aprendió esta técnica conviviendo con los bosquimanos del Kalahari.
Liebenberg se dio cuenta de que el ingente conocimiento sobre el mundo animal que atesora ese pueblo primitivo estaba siendo desaprovechado, por lo que, en colaboración con un informático de la Universidad de Ciudad del Cabo, ideó un programa que permite hacer hasta 300 anotaciones de todo tipo con solo tocar la pantalla de un GPS o de una agenda de bolsillo. Al final de la jornada, toda esa información se vuelva fácilmente en una base de datos que con el tiempo ofrece innumerables posibilidades para la gestión y la conservación del medio natural.
"Los indígenas africanos son quienes mejor saben detectar e interpretar las huellas y los rastros que hay en la naturaleza -recuerda el director del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, Alberto Fernández-. El problema es que no saben leer ni escribir, por lo que no pueden hacer las tradicionales anotaciones en un cuaderno de campo".
Para salvar ese obstáculo, el creador del Cybertracker diseñó una herramienta de muy fácil manejo que se basa en un sistema de dibujos e iconos que representan los distintos hechos que pueden ser avistados en un día de vigilancia: huellas, excrementos, avistamientos de todo tipo de animales y plantas, comportamiento de esos animales... De esta forma, quien la utiliza puede transmitir sus observaciones de forma casi automática y en soporte digital.
"Yo conocí este invento hace unos años, durante una estancia en el Parque Nacional Kruger, en Sudáfrica, y vi que funciona muy bien -comenta Fernández-. Posteriormente, cuando me hice cargo de Ordesa, pensé en que aquí también podía ser una herramienta muy útil".
Adaptado al Pirineo
El problema fue que el Cybetracker estaba pensado para recoger todo tipo de anotaciones en territorios llanos como la sabana africana. "En esos parques lo habitual es que el guarda o el rastreador pueda acudir al punto en el que se produce la observación, por lo que basta con poner en marcha el GPS y grabar la posición exacta en la que tiene lugar el hecho anotado -explica el director de Ordesa-. En cambio, en el Pirineo muchas veces las observaciones se hacen desde el otro lado del valle o en lo alto de una montaña, por lo que es imposible acercarse y detallar el punto exacto".
Para solucionar este inconveniente, los responsables del Parque Nacional invitaron a Louis Libenberg a visitar el Pirineo oscense. El rastreador sudafricano estuvo en Ordesa en octubre de 2005 y tomó nota de las especificidades de la labor de sus guardas para posteriormente adaptar el Cybertracker a su orografía.
Localización con fotos aéreas
"A raíz de nuestra petición, Libenberg diseñó una nueva versión de su programa que luego fue perfeccionada por Elena Villagrasa y por el informático Manuel Margelí -explica Alberto Fernández-. Básicamente, lo que se ha hecho es incorporar otro sistema de localización mediante fotos aéreas que permite señalar el lugar en el que se realiza la observación aunque sea a distancia".
Además, se han sustituido los iconos originales -rinocerontes, leones...- por otros más acordes con la flora y la fauna de Ordesa. Otra gran ventaja del Cybertracker es que sus creadores aspiran a que sea un programa gratuito y universal, por lo que esta nueva herramienta no ha tenido ningún coste para la DGA.
"Actualmente tenemos nueve terminales GPS en las que los guardas y el personal del parque almacenan todo tipo de datos -comenta el director-. De momento, hemos puesto en marcha cuatro proyectos, aunque con el tiempo ese número irá aumentando". Una de esas iniciativas consiste en el seguimiento de quebrantahuesos marcados por radio, una tarea idónea para el Cybertracker porque exige una continuidad en el tiempo, implica a diversas personas y requiere información centralizada.
Además, la nueva herramienta se usa para el seguimiento de osos, de depredadores y de la rana pirenaica. La información almacenada en cada jornada se descarga en los ordenadores de las oficinas de Torla y Escalona y va engrosando una útil base de datos.
fuente: heraldo.es

