Llevaba ya unos días de reposo, pero las condiciones que se daban el jueves 27 de marzo me obligaban a calzarme ya las botas. El menú era el siguiente, de primero tenía ya muchas ganas de hacer el cabrá por el monte. De segundo la rodilla me dolía ya bastante menos y era hora de probarla un poco. Y de postre se preveía una buena nevada. Así que nos levantamos, deje a la moza en el cole y yo pa arriba.
Tras unos kilometros de asfalto comienza la ruta de verdad. El objetivo, el Pic Carroi, algo más de 2300 metros con un camino comodo cuando no hay nieve, sin mucha perdida, culminando en uno de los mejores miradores de Andorra y centro de comunicaciones de la capital.

Tras unos primeros pasos me calzo las raquetas y hago una fotico de mi cara de felicidad por reencontrarme de nuevo con las alturas de las montañas.

Sigo subiendo y este es el panorama que me encuentro.



Comienza a nevar tal y como estaba previsto haciendo más grande el más de metro de manto blanco.

Al poco tiempo me adelanta una moto de nieve con su característico olor aunque se perdona porque el pobre hombre tiene que subir a trabajar todos los días allá arriba. A la media hora lo vuelvo a divisar pero esta vez sin la moto, andando a duras penas entre la nieve. ¿Que ocurrió? Pues sencillamente que la moto se le quedo hundida en la nieve.

Llego a la altura del buen hombre y le abró camino hasta las antenas en las que trabaja ya que le habían quitado las raquetas y se hundía hasta donde ya os podeis imaginar. Me invita a un café y yo se lo acepto aunque prefiero intentar primero llegar hasta el pico. A 15 metros y viendo el vertice geodésico me tengo que dar la vuelta, que rabia, pero la cornisa y la inclinación lateral que había no me hacen ni dudar de lo imposible. (¿Se considera cima o no? ¿Tendré que volver?)

Ni que decir que de mirador nada de nada.
Ya bajando decido parar en las antenas para hacer aprecio del almuerzo. Allí compartimos nuestros bienes y tras hablar un ratito llegan sus compañeros con una oruga para desenterrar la moto. Me invitan a montarme en el vehiculo y como nunca lo había hecho pues me animo. Esperiencia nueva, no veais como acojona bajar la pendiente en un trasto de esos, y encima el conducto me dice que es la segunda vez que lo coje, la verdad es que pensaba que estaba bromeando aunque os aseguro que cuando se puso a manejarlo puede ser que fuera su segunda vez. Ya me despido del buen hombre con el susto en el cuerpo y vuelta a patear.

Unas fotos del descenso.



Y unas postales primaverales


Llegando de nuevo a la urbe, donde a la mañana quería asomarse el sol, ya nevaba copiosamente y los coches tenían su buena capa de nieve.

Y hasta aquí la aventura del jueves, luego más.
PD: me hubiera gustado poner algún video pero no se como hacerlo, alguna ayuda?