Este miércoles 26, aprovechando que Phoetus tenía vacaciones nos fuimos a dar un paseo por Gredos, no habíamos ido nunca y nos dio el venazo, cogimos el

La noche anterior había nevado, así que estaba recién caída, y al ser un día laborable, apenas nos encontramos con gente, algunos chavales tirándose bolas en la plataforma y un par de pequeños grupos de montañeros que nos abrieron huella (menos mal, porque cuando empieza la subida si no se conoce por donde va la senda, con la nieve que había…)
Las fotos no están todo lo bien que podrían porque sigo sin leerme las instrucciones de la cámara sudor y no se como ajustarla para que cuando haya mucha claridad producida por la nieve no se vean oscuras (algunas mas que otras), pero os podéis hacer una idea de cómo estaba todo.
En algunos momentos parecía como si estuviéramos en otro planeta… increíble. No sé expresarlo con palabras, pero la sensación de ver tanta nieve, tan “inmaculada”, miraras hacia donde miraras todo era blanco, una temperatura ideal, nadie mas que nosotros tres, el silencio, la calma, la niebla que jugaba a bajar y subir por los picos cercanos, la sensación de pertenecer a la naturaleza, de ser una pequeña parte de todo aquello, el sol que a veces salía y nos enseñaba aun más belleza creando algunas sombras de las rocas envueltas en nieve… de veras, es una sensación que recordándola ahora parece como un bonito sueño del que no quiero despertar.

Las fotos no reflejan ni la cuarta parte de la belleza del paisaje que ha quedado en mi retina para siempre, pero quiero compartir con vosotros una pequeña parte de mi corazón que se ha quedado entre esas montañas.
No os describo la ruta porque ya se ha puesto en otras ocasiones y porque realmente caminamos muy poco, unas 3 horas y media ida y vuelta más o menos, pero comienza en la Plataforma de Gredos, a la que se accede desde el pueblo Hoyos del Espino, y se siguen las señales hacia la Laguna grande.
Al principio de la ruta, echando una mirada atras

Parece nata o un helado derritiendose

Un poco mas arriba se abre la vision del valle

Llegamos a una pradera cubierta de nieve donde se ven carteles indicadores de la ruta y al fondo las nubes nos dan un respiro para poder observar las montañas

Pasada la pradera se llega a un puente que parecia sacado de un cuento por la cantidad de nieve que habia en su alrededor

Vistas desde el puente


Un detalle de como la nieve empieza a derretirse y mezclarse con el agua del rio

Despues de unos cuantos zigzags, nos seguimos encontrando con lugares como estos

(sigue)