Yo os puedo contar mi historia de... ¡cuando me medio-perdí!, y la verdad es que fué un cúmulo de imprudencias. la 1º fué la de hacer yo solo una excursión que no había hecho antes. Todo iba bien hasta que a la vuelta me dí cuenta de que estaba yendo por un sitio por el que no había venido, ¿debería proseguir o echar atrás hasta ver el desvío equivocado?... pues ahí la 2º imprudencia, porque decidí proseguir ya que era una pista por la que intuía que iría hacia el pueblo, pero ¿y si no hubiera sido así?
Menos mal que fué así, pero dí una vuelta del copón. Se me iba haciendo de noche hasta que, efectivamente hubo total oscuridad. Por suerte llevaba una lintena conmigo que me iluminaba apenas unos pocos metros, pero me daba miedo que se alargara mucho el tema o me acabara perdiendo, era casi Octubre y temía pasar frío ya que llevaba lo puesto, que era para pasar el día (3º imprudencia). Al final llegué al pueblo... sobre las doce de la noche

Un final feliz, pero lo pude haber pasado muy mal. Sin duda recibí una gran lección de humildad y prudencia
