Durante el pasado mes de noviembre, la Fundación para la Conservación del Quebrantahuesos, que desarrolla un proyecto de recuperación de la especie en los Picos desde 2002, mantuvo una reunión con representantes de los gobiernos de Asturias, Cantabria, Castilla y León y Aragón y la dirección de los parques de los Picos de Europa y Ordesa, en la que se decidió iniciar ya esa «fase decisiva que es la liberación de aves», explica el presidente de la fundación, Gerardo Báguena.
Las tres autonomías se mostraron interesadas en que la primera suelta tenga lugar en su territorio. Sin embargo, según comentan en la fundación, todo apunta a que se elegirá la vertiente asturiana «por la tradición de colaboración que hay y porque a priori las condiciones medioambientales son mejores». No obstante, «en las tres comunidades hay lugares óptimos», por ello la idea es que sucesivas liberaciones sean rotatorias.
A través de un convenio de colaboración institucional promovido por la fundación, Aragón ya había aceptado la cesión de aves de los Pirineos para su liberación en este parque. La única condición es que las crías procedan de nidos cuya viabilidad natural sea nula. Báguena explica que «aproximadamente un 10% de los nidos tienen problemas». De ellos saldrán las aves que llegarán a los Picos.
Por otro lado, el colectivo trabaja junto a la Fundación para la Biodiversidad en la redacción de un borrador de un plan específico de recuperación de esta especie, actualmente inexistente. La idea es que las tres comunidades de los Picos lo adapten a su normativa y el proyecto tenga el soporte jurídico necesario.
Los primeros meses
La propuesta de reintroducción ha sido trasladada al Ministerio de Medio Ambiente, con el objetivo de que el grupo de trabajo sobre la conservación del quebrantahuesos de España aporte ideas a la iniciativa y se le dé vía libre a la liberación de aves. De ser así, la previsión es que «estos meses, hasta febrero o marzo, se vigilen los nidos inviables de los Pirineos, se localicen las puestas y se rescaten los embriones con la ayuda del grupo de montaña de la Guardia Civil», adelanta Báguena.
Una vez rescatados los huevos, la crianza se llevará a cabo con técnicas de aislamiento humano. «Desde que nace hasta que se libera, a pesar de estar manejado todo el tiempo, nunca verá a un ser humano», garantiza el presidente de la fundación. Y una vez que el ave cumpla noventa días será trasladada a los Picos para su aclimatación durante otros treinta más.
El método que se usará para que los quebrantahuesos se acostumbren a su nuevo espacio será la adaptación de una zona de pared rocosa en la que haya una cueva. Allí se instalará una cámara de vídeo cuya señal llegará a dos investigadores que les vigilarán y podrán monitorizar su comportamiento. Pasados treinta días, llegará el momento de dejarlas volar.
Catorce años
Gracias a los análisis que llevó a cabo durante todos estos años y a la elaboración del estudio de viabilidad de la reintroducción, la fundación ha determinado que será necesario soltar «entre dos y tres ejemplares al año durante 14 años», asegura Báguena. Este documento también determina la edad con la que deben llegar las aves y en qué circunstancias, e incorpora un cálculo de supervivencia y comportamiento.
De este modo, cuando se suelten en los Picos las crías, que tendrán 120 días, «pesarán unos cinco kilos y tendrán unos 2,80 metros de envergadura», explica Báguena. Pero además llegarán en una época difícil. «Será la más crítica para ellas», adelanta. A pesar de que la suelta será en junio, a inicios del verano, a excepción de esos meses de calor «tendrán que pasar un primer invierno con poca experiencia en la zona», pero «una vez que lo superen habrá muchas más posibilidades de supervivencia». También está previsto que los ejemplares tengan una gran movilidad y no se queden siempre en el parque.
Para la fundación, el momento en que se podrá considerar que la reintroducción ha tenido éxito es «cuando empiecen a criar en libertad». Báguena explica que «la primera reproducción llegará en 10 ó 12 años», que es cuando los ejemplares alcanzan su madurez. De todas formas, insiste en la necesidad de ir haciendo sueltas cada año pues «se trata de la creación de una población desde una ausencia absoluta». «La recuperación de un patrimonio natural debe ser ordenada, consciente y sostenible. Si no, no se puede garantizar el resultado», advierte.
La Fundación para la Conservación del Quebrantahuesos ha logrado obtener el apoyo de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, un organismo de ámbito mundial cuya función es la de tutelar los proyectos de conservación de especies amenazadas. Asimismo, también trabaja en estrecha colaboración con el equipo de Luis Jacome, del programa de conservación del cóndor andino en Sudamérica.