Os dejo la ruta que hicimos el pasado sábado.
Diez meses sin pisar el monte para volver con una caminata de primer nivel
Aquí vamos:

La ruta arranca desde el Puente de San Úrbez. Nada más atravesarlo, un cartel indicador nos invita a abandonar el sendero clásico que recorre el Cañón de Añisclo. Enseguida el camino coge inclinación, como no puede ser de otra manera, para superar los 1.100 metros de desnivel que nos separan de la cima.
Se progresa bien a pesar de la pendiente. En este primer tramo, numerosos muros de piedra contienen el terreno. Transitamos por el GR-15 que nos permitiría llegar a Bestué de no ser otro nuestro objetivo.

El bosque por el que marchamos es una maravilla. Hayas, quejigos y algún acebo dominan la vegetación en esta parte. Poco a poco irá cambiando el piso vegetal, (inversión térmica), y el omnipresente boj y las coníferas ocuparán su espacio. También encontraremos corona de rey en un par de pasos rocosos y a escasos centímetros del suelo fresas silvestres; explosión de sabor en algo tan minúsculo que hoy, sin embargo, no probaremos ya que estamos en terrenos del Parque Nacional y su normativa lo impide.
A ratos la vegetación se abre:



Superamos la hora de actividad cuando encontramos la bifurcación (cartel indicador) por la que acometemos hacia los Sestrales. Tras un trecho no demasiado largo que nos hace sudar, la pendiente se suaviza y el sendero se muestra amable en inclinación, colorido y vistas.

Es un tramo muy bonito de curioso contraste con la dura pedrera a la que nos conduce. Ésta será, sin duda, la parte más ardua de la etapa de hoy. La vamos superando por el filo derecho según subimos, y a pesar de no estar muy descompuesta, el calor que aprieta ya y un ejército de moscas, incomoda bastante. En la parte final, unos bloques de roca nos obligan a apoyar las manos antes de alcanzar el collado


Se abre otro mundo. Sólo por llegar a este punto merece la pena el esfuerzo. Nos detenemos unos instantes simplemente por el placer de contemplar. El lugar es fotogénico por sí mismo.


Reanudamos la marcha a pesar de lo inverosímil del sendero. Llevamos bien estudiada la ruta y sabemos por dónde seguir, si no, podría surgir alguna duda.
Tras una breve trepada sin complicaciones retomamos la horizontalidad por una corta faja que, a pesar del riesgo latente, nos resulta uno de los pasos más hermosos de caminar.

Mirada atrás:

Foto de regreso:

Una vez dejada atrás tan sólo una especie de chimenea quedará por superar para acceder a la plataforma superior que conforma los Sestrales.
Obviamos el Bajo y por terreno mixto de pradera y roca kárstica alcanzamos Sestrales Alto en unas tres horas y cuarto.
Espectáculo puro. No hay palabras.




Que os haya gustado
Saludos!