A partir de ahora él es parte de esa belleza. Hermi descansa en el que, tal y como él decía, es un lugar para soñar despierto, El Lago de Sanabria.



San Martín de Castañeda
espejo de soledades,
el lago recoge edades
de antes del hombre y se queda
soñando en la santa calma
del cielo de las alturas
en que se sume en honduras
de anegarse, ¡pobre!, el alma…
Men Rodríguez, agulucho
de Sanabria, el ala rota
ya el cotarro no alborota
para cobrarse el conducho.
Campanario sumergido
de Valverde de Lucerna,
toque de agonía eterna
bajo el caudal del olvido.
La historia paró, al sendero
de San Bernardo la vida
retorna, y todo se olvida
lo que no fuera primero.
Miguel de Unamuno
abrazos a su familia. Os quiero.